El italiano Pietro Mennea, campeón olímpico de 200 metros y récord mundial de
la distancia durante 17 años, murió hoy aquí de un cáncer a los 60 años.
En 1979, en los Juegos Universitarios de México, completó los 200 metros en 19.72 segundos, con lo que impuso un récord del mundo que estuvo vigente 17 años y continúa siendo el registro de Europa. Esa marca lo convirtió en leyenda del atletismo.
Su récord fue batido el 23 de junio de 1996, en los campeonatos estadunidenses de selección para los Juegos Olímpicos de Atlanta-1996, cuando Michael Johnson lo fijó en 19.66 segundos.
Semanas después, el primero de agosto de 1996, en la final olímpica, Johnson rebajó su marca a 19.32, que estuvo vigente hasta que el jamaicano Usain Bolt logró el mejor crono en Pekín-2008 (19.30) y un año más tarde lo rebajó en Berlín hasta los 19.19, que es el actual récord mundial.
Mennea, apodado la Flecha del Sur y medalla de oro en Moscú-1980 (donde EU no acudió por boicot), tiene además en su palmarés otras dos medallas de bronce olímpicas (200 metros en 1972 y en 4x400 metros en 1980).
Es el único atleta en la historia que ha disputado cuatro finales olímpicas consecutivas en los 200, su distancia favorita.
El italiano también sumó medallas en mundiales (plata en 4x100 en 1978 y bronce en 200 m en 1983) y fue cuatro veces campeón de Europa (en 200 metros en 1974 y 1978, en 100 metros en 1978 y en 400 metros en pista cubierta en 1978).
Mennea nació el 28 de junio de 1952 en Barletta. Era hijo de un sastre y el
tercero de una familia de cinco hermanos. Después de su brillante carrera,
mostró la misma determinación en los estudios que en las pistas. Licenciado en
derecho, ciencias políticas, letras y ciencias físicas, se dedicó a la abogacía
y fue diputado al Parlamento Europeo (1999-2004).
Junto con su histórico entrenador Carlo Vittori, a Mennea le gustaba recordar cómo un atleta blanco sin aparentes cualidades (1.79 metros y 68 kilos) había subido al altar de la velocidad.
Y en efecto, hay constancia de que dedicó de cinco a seis horas diarias, durante 350 días al año, para estar casi 15 años al máximo nivel.
(font informacio la jornadadigital)
En 1979, en los Juegos Universitarios de México, completó los 200 metros en 19.72 segundos, con lo que impuso un récord del mundo que estuvo vigente 17 años y continúa siendo el registro de Europa. Esa marca lo convirtió en leyenda del atletismo.
Su récord fue batido el 23 de junio de 1996, en los campeonatos estadunidenses de selección para los Juegos Olímpicos de Atlanta-1996, cuando Michael Johnson lo fijó en 19.66 segundos.
Semanas después, el primero de agosto de 1996, en la final olímpica, Johnson rebajó su marca a 19.32, que estuvo vigente hasta que el jamaicano Usain Bolt logró el mejor crono en Pekín-2008 (19.30) y un año más tarde lo rebajó en Berlín hasta los 19.19, que es el actual récord mundial.
Mennea, apodado la Flecha del Sur y medalla de oro en Moscú-1980 (donde EU no acudió por boicot), tiene además en su palmarés otras dos medallas de bronce olímpicas (200 metros en 1972 y en 4x400 metros en 1980).
Es el único atleta en la historia que ha disputado cuatro finales olímpicas consecutivas en los 200, su distancia favorita.
El italiano también sumó medallas en mundiales (plata en 4x100 en 1978 y bronce en 200 m en 1983) y fue cuatro veces campeón de Europa (en 200 metros en 1974 y 1978, en 100 metros en 1978 y en 400 metros en pista cubierta en 1978).
El 12 de septiembre de 1979 Pietro Mennea hizo historia en
México al imponer récord mundial en los 200 metros. La marca se conservó 17
años.
Junto con su histórico entrenador Carlo Vittori, a Mennea le gustaba recordar cómo un atleta blanco sin aparentes cualidades (1.79 metros y 68 kilos) había subido al altar de la velocidad.
Para luchar contra los atletas negros tienes que entrenarte dos veces más que ellos, dijo sobre su método.
Y en efecto, hay constancia de que dedicó de cinco a seis horas diarias, durante 350 días al año, para estar casi 15 años al máximo nivel.
Mennea era un asceta del deporte, un himno a la resistencia, a la tenacidad y al sufrimiento. Consideraba el atletismo un trabajo, cuando para mí era un placer. El era pragmático y yo era idealista. Entre nosotros hubo una rivalidad como la de Platón y Aristóteles, resumió Livio Berruti, medalla de oro en Roma 1960.
(font informacio la jornadadigital)
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